domingo, 1 de marzo de 2009

Las perspectivas presidenciales sin Uribe V

EL PARTIDO LIBERAL

Juan Pablo Bustos, Valentina Restrepo, Juliana Rincón

Cada vez estamos más cerca del 2010, año que va a ser determinante para el futuro próximo de nuestro país ya que se llevarán a cabo las elecciones presidenciales después de ocho años con Álvaro Uribe en el poder. La gran popularidad y aprobación que ha tenido Uribe en los últimos años hace que para una parte significativa de la población sea difícil encontrar un candidato que llene las expectativas que éste generado en cuanto a su imagen de autoridad, de trabajo incansable y de seguridad para el país. La gente que cree vivir en un país seguro, en el que la guerra está a punto de ser tema del pasado, un país que va en camino del bien general y del desarrollo, ha idealizado de tal manera la figura de nuestro actual presidente que creen que no hay otro que pueda llegar a reemplazarlo y que sólo en caso de que aparezca una gran figura (cosa que parece difícil), él podría salir de la presidencia.

Otra es la postura de quienes piensan que los resultados de Uribe son en gran parte cifras y no soluciones de fondo a los problemas de Colombia, y que tales resultados no se han logrado de la manera más apropiada, pues el gobierno no siempre ha actuado bajo el principio de legalidad y más bien ha contribuido a la desinstitucionalización progresiva del país. Para este sector de opinión, la actitud de Uribe de favorecer su propia reelección no sólo ha significado un cambio constitucional en beneficio propio, sino el fortalecimiento del poder presidencial en detrimento de los otros poderes. Por ello consideran que el presidente no debe continuar en el poder y que es importante encontrar un candidato bueno e innovador que profundize la democracia e impulse el desarrollo del país.

Por estas razones se han creado grandes expectativas respecto de las próximas elecciones y en los últimos días se ha generado una intensa controversia referida a la elección de candidatos a la presidencia.

Ante todo este movimiento, el tradicional Partido Liberal Colombiano no se ha quedado atrás y sus miembros han estado en la búsqueda de diferentes estrategias para asegurar que alguno de sus candidatos llegue de manera contundente a la Presidencia de la República. Entre las estrategias consideradas, el partido liberal ha planteado la posibilidad de hacer alianzas con otros partidos como el Polo Democrático Alternativo o con Cambio Radical, y entre todos escoger un candidato único que compita con fuerza con una figura como la de Álvaro Uribe o quien represente la continuidad de sus propuestas políticas. Esta opción no ha sido aceptada por la colectividad todavía, pero tampoco ha sido del todo desechada. Lo que sí quedó claro –después de la reunión del Partido celebrada la semana pasada– es la decisión de enfrentar las próximas elecciones con un candidato único a la Presidencia, que habrá de escogerse entre un abanico de precandidatos que todavía está por completarse.

Oficialmente, se han declarado como precandidatos del Partido Liberal las siguientes figuras: Rafael Pardo, Alfonso Gómez e Iván Marulanda. Pero también se presumen las aspiraciones de Rodrigo Rivera, Cecilia López, Aníbal Gaviria, Edgardo Maya, Juan F. Cristo y Piedad Córdoba de llegar a serlo.

Ante las posiciones extremas que se mencionaron en el comienzo de este ensayo (quienes apoyan el continuismo uribista y quienes lo rechazan), se podría decir que el Partido Liberal se encuentra en el centro, pues aun cuando se ha declarado en la oposición, aun cuando existen entre sus filas vertientes que critican con dureza al gobierno de Uribe y aun cuando el rechazo a una segunda reelección es una posición colectiva (se considera que esto terminaría de desinstitucionalizar al país) buena parte de los militantes del Liberalismo apoya las políticas de Seguridad Democrática del actual mandatario, por supuesto, con expectativas de que éstas se afinen en el tema de los Derechos Humanos.

En nuestra forma de ver, es Rafael Pardo quien podría hacer una mejor representación como candidato a la Presidencia por el Partido Liberal. Este economista de la Universidad de los Andes, con estudios en Relaciones Internacionales y en Planeación Urbana, no sólo es un hombre sólidamente preparado en lo académico, sino también un líder con amplia trayectoria que ha vivido de cerca los problemas del país en etapas críticas.

Fue Ministro de Defensa y como tal confrontó con decisión a la guerrilla, modernizó las instituciones militares, trabajó contra los carteles de la droga y promovió el tema de Derechos Humanos. Fue un Senador de la República ejemplar, impulsó diferentes iniciativas legislativas e impuso sus posiciones moderadas frente a las posiciones extremas que se movían en el Congreso en temas candentes como la Ley de Justicia y Paz. También fue Asesor de Seguridad Nacional del presiente Gaviria, en un periodo durante el cual disminuyeron los secuestros y homicidios en el país. Fue Consejero para la Paz en el Gobierno de Virgilio Barco, y contribuyó eficazmente a las negociaciones de paz con el M-19 y otros grupos guerrilleros, las primeras negociaciones efectivas de paz que ha habido en Colombia desde la demovilización de las guerrillas liberales en los años 50. También ha sido Asesor del Secretario General de la OEA.

Y si a su formación y a su experiencia se añade el apoyo político del expresidente y exsecretario de la OEA César Gaviria, quien es el actual Presidente del Partido Liberal, la candidatura de Pardo podría llegar a tener fuerza.

Pardo todavía no ha formulado un programa de gobierno concreto, pero ya ha hecho adelantos de lo que le gustaría hacer. Por ejemplo, dice que le daría un fuerte énfasis a la equidad y la protección social, lo cual es importante en un país donde el crecimiento económico no ha alterado significativamente las condiciones de vida de las mayorías. En lo económico, considera que se debe trabajar en para reducir el desempleo y la pobreza, lo cual parece un lugar común con muchos precandidatos. Lo que sí pudiera ser original es su planteamiento acerca de la necesidad de una reforma agraria para la redistribución de tierras, una necesidad urgente después del proceso de contrareforma agraria de hecho que vivió el país con el paramilitarismo durante la década de los noventa.

A Pardo le gustaría continuar e incluso complementar la política de Álvaro Uribe en el tema de seguridad democrática aunque considera que hay que trabajar más fuerte en el desarrollo socioeconómico de las zonas afectadas por el conflicto armado, paramilitar y guerrillero, que se debe hacer un replanteamiento de la manera como se está tratando el tema de narcóticos con EEUU y otros países y que se deben mejorar los programas de reinserción que atraen gente pero no la reinsertan realmente. Se opone a las zonas de distensión y dice que si bien acabar con la guerra es algo más que debilitar a las FARC, no estamos en un momento en el que se deba dialogar con ellas.

Pardo es un hombre brillante, con una hoja de vida admirable y con una visión del país clara y realista. No obstante, consideramos que sus aspiraciones presidenciales pueden verse truncadas por una serie de factores: en primer lugar, aunque tiene experiencia de gobierno, no ha sido electo para ocupar posiciones en el Ejecutivo, por ejemplo, como gobernador o alcalde; en segundo lugar, hasta ahora no ha presentado propuestas realmente innovadoras, lo cual hace que no tenga atractivo especial para ganar votos; en tercer lugar, se le crítica ser una persona poco carismática, poco conocida y poco dado a la gente.

Muchos de los seguidores del Partido Liberal dicen que el partido está fraccionado y que además está perdiendo su verdadera esencia. Esto debilita su participación en las elecciones de 2010. Otras personas que antes se sentían identificadas con este Partido, han dejado de hacerlo por considerar que se volvió un partido de la oposición que está casi a punto de desbancar al Polo y que se ha dedicado a hacerle la vida imposible al Presidente.

Estos factores pueden debilitar cualquier candidatura liberal a la Presidencia, por más capaz y preparado que sea el candidato, como es el caso de Rafael Pardo. Por tanto, es necesario recomponer la unidad liberal y ampliar este bloque con otras fuerzas para tener más opciones de llegar a la Presidencia. Sin embargo, la política es dinámica y las condiciones pueden cambiar en el momento menos esperado.

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